La tristeza y la alegría son reacciones normales ante determinadas situaciones en la vida. En caso de sentir tristeza, es natural sentirse afligido ante una pérdida como la muerte de un ser querido, una enfermedad o una ruptura amorosa. También es normal sentirse alegre al encontrarnos con seres queridos que teníamos tiempo que no veíamos, por las metas y deseos cumplidos y cualquier acontecimiento agradable que nos ocurra. Los altos y bajos son normales en nuestro diario vivir. Sin embargo, cuando los estados de ánimo son intensos y prolongados en el tiempo, pueden llegar a ser patológicos y requerir atención médica.
El trastorno bipolar, también conocido como trastorno maníaco depresivo, es una enfermedad mental que altera el estado del ánimo. Las personas que lo padecen pierden la capacidad de regular las fluctuaciones normales de sus emociones alternando fases de depresión y de euforia (manía), que tiene la tendencia a volverse crónica.
Una persona con trastorno bipolar puede tener una combinación de depresión y al mismo tiempo presentar conductas ligadas al placer, estar muy deprimido y a la vez tener comportamientos maníacos excitantes para él, es como tener pisado el freno y el acelerador de un vehículo al mismo tiempo.
Causas del trastorno bipolar
Genética y familiar: la bipolaridad tiene un fuerte componente genético, es una de las causas más comunes, las personas heredan el potencial para desarrollar la enfermedad.
Si la persona tiene familiares directos como padres, hermanos y abuelos que padecen o padecieron el trastorno son más propensos a padecerlo.
Factores externos y medio ambiente: existen factores de carácter externo y del medio ambiente que hace al individuo más propenso a desarrollar dicha enfermedad, como por ejemplo el estrés sostenido dado por problemas económicos, sociales, amorosos y laborales pueden ser causantes significativos para que se dispare la enfermedad.
Síntomas de una persona bipolar
La bipolaridad tiene dos fases, la maníaca o hipomaniaca (cuando es más leve) y la depresiva. Las características de ambas fases son las siguientes:
La fase maníaca:
- Estado de ánimo alegre, que suele ser excesivo en relación con los acontecimientos que le ocurren
- Su mente llega a estar muy acelerada con pensamientos desordenados
- Patrones del sueño alterados (generalmente duerme poco y lógicamente se levantan cansados)
- Conversa excesivamente (hablar más de lo usual o tener la necesidad de continuar hablando).
- Agitación
- inquietud excesiva
- Enfado e irritabilidad por cualquier motivo
- Puede saltar de una alegría eufórica a la ira
- Falta de autocontrol en el manejo de sus emociones y en otras actividades.
- Aumento en la actividad dirigida al plano social o deseo sexual.
- Falta de atención y las dificultades para concentrarse.
- El cerebro del afectado funciona a mayor velocidad y se ve asaltado por centenares de pensamientos diferentes al mismo tiempo.
- Hiperactividad mental: Hablan muy rápido porque sus pensamientos discurren con gran celeridad; al pensar más rápido de lo que se puede hablar hay pensamientos que se pierden (fuga de ideas).
- Hiperactividad física. Sensación de aumento de energía, por lo que son capaces de hacer múltiples actividades que antes les parecían imposibles.
La fase depresiva
- Se deprime fácilmente y durante tiempos muy largos e indefinidos
- Mucha dificultad para tomar decisiones
- Desinterés en actividades cotidianas o que antes podían agradarle
- Sentimientos de inferioridad, baja autoestima
- Pensamientos recurrentes y perturbadores
- Desánimos continuos.
- Ensimismamiento.
- Sentimientos de desesperanza o minusvalía.
- Sentimientos de culpabilidad excesivos o inapropiados.
- Fatiga, falta de energía (cansancio o aburrimiento) que dura semanas o meses.
- Lentitud exagerada (inercia).
- Somnolencia diurna persistente.
- insomnio o sueño excesivo
- Aislamiento social
- Quejas por dolores o molestias físicas
- Visión negativa de la vida, en pasado, presente o con relación a acontecimientos futuros.
- Las ideas negativas pueden llegar a ser delirios en ocasiones, y el paciente oye y/o ve cosas que no existen, lo que indica mucha gravedad
- Ideas y pensamientos relacionados con la muerte. El paciente puede desear morir cuanto antes. En este caso se precisa una intervención médica inmediata que disminuya el riesgo de suicidio.
Recomendaciones para afrontar el trastorno bipolar
1. Acudir al psiquiatra:
Si la persona sufre intensas y frecuentes alteraciones del estado de ánimo que no se asocien a episodios fuertes que hayan ocurrido recientemente, son desproporcionados o se prolonguen en el tiempo y además presenta los síntomas antes descritos, debe acudir a un médico psiquiatra, el cual lo evaluará y en caso de que padezca el trastorno, prescribirá el tratamiento farmacológico a seguir, el cual debe mantener y en caso de presentar algún síntoma nuevo o efectos secundarios relacionados con los fármacos que tome, debe consultar inmediatamente con el médico y no abandonar el tratamiento para evitar recaídas.
2. Hacer conciencia de la enfermedad
Hacer conciencia, asimilar y aceptar que se es bipolar, (en caso de que así sea) ayudará a la persona a entender porqué reacciona como lo hace, a mantenerse informado sobre las características de su enfermedad y a apropiarse de herramientas efectivas para hacerle frente, ayudará a manejarse adecuadamente con quienes lo rodean. Se recomienda que le informe a las personas cercanas, amigos, familiares y allegados para que se facilite la convivencia con ellos.
3. Mantenerse informado
Hoy día tenemos una enorme ventaja y es la tecnología, por lo que se recomiende que la persona investigue acerca de su enfermedad y aproveche la información suministrada en libros, revistas y vídeos que hablen del tema. Así no sólo podrá ayudarse a ti mismo, sino a los demás y eso también le hará sentirte mejor.
4. Llevar una vida normal
Sabemos que una persona que sufre de trastorno bipolar pasa por una serie de síntomas que parecen imposibilitar el llevar una vida normal, pero no es así. Si el paciente mantiene su tratamiento sin suspenderlo, tiene una vida con propósito y metas claras, trabaja y realiza actividades que le gusten y llevar una vida tranquila, podrá tener una convivencia familiar y social lo más equilibrada posible.
5. Dormir lo suficiente
Además de mantener el tratamiento indicado, dormir es una las mejores medicinas para las personas que padecen enfermedades mentales, físicas y emocionales. Cuando el sueño es reparador se reorganiza la mente, se recobran energías, y la persona se siente con la mente más despejada para enfrentar los retos del día a día.
6. Hacer Sesiones de psicoterapia
Si el paciente siente que algo está desencadenando los síntomas además del psiquiatra, debe buscar asesoría de un psicoterapeuta, el cual lo ayudará a manejar esos detonantes externos o internos, que activan el desequilibrio emocional, brindando las herramientas para que logre ajustarse y manejar adecuadamente la toma de decisiones, el manejo de conflictos y sus emociones. La psicoterapia puede ayudarle a cambiar patrones de pensamiento y del comportamiento nocivo, mejorar su calidad de vida y así mejorar la relación con sus seres queridos,lo cual vale la pena.
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me gusto la información es muy valiosa muchas gracias
Gracias a ti, te invito a compartirla con tus familiares, amigos y allegados