EL DUELO ¿Bloqueas tus sentimientos o vives el duelo?

El duelo es el proceso por el cual pasamos después de sufrir una pérdida. También es la etapa de readaptación del organismo para vivir sin eso que se tenía o que se anhelaba. Éste proceso no solo se vive cuando se nos muere un ser querido, de forma similar ocurre cuando hay una separación, un divorcio, pérdida de empleo o cuando no logramos un proyecto o meta.

Según las estadísticas  el duelo que causa mayor depresión es la muerte de un ser querido. La razón es que los seres humanos no fuimos diseñados para pasar por el dolor, por ese motivo nos cuesta tanto enfrentarlo y superarlo.

Los duelos no son iguales. No tienen la misma intensidad, ni duración. Hay circunstancias que puede hacer que el duelo sea más largo y doloroso.

Es de suma importancia  no reprimir los sentimientos de llanto, tristeza y dolor, son respuestas emocionales  normales. A la persona que está de duelo debemos evitar decirle: “No llores” o “cálmate” estas expresiones pueden generarle más depresión, además el reprimir  constantemente esos sentimientos puede ocasionar que al sistema inmunológico se debilite y la persona enferme.

A medida que se vive este proceso, se  aceptará que aquello que se perdió ya no estará, o no se tendrá. En el tiempo que transcurra la persona aprenderá a  moverse más allá de la pérdida y el dolor, recuperando  el ánimo por la vida.

Fases del duelo

Después de la nefasta experiencia de la  muerte de un ser querido y otros tipos de pérdidas se pasa  por algunas reacciones que son necesarias para la recuperación, les voy a resumir las etapas del duelo en cuatro fases, y aunque no sigue un  patrón fijo, las reacciones pueden ser simultáneas, y varía de una persona a otra.

Primera fase del duelo: shock o  negación

Las personas que sufren una pérdida crean un mecanismo de defensa para postergar su duelo. Esta etapa hace que las personas se convenzan de que es un error, no quieren que eso esté sucediendo. Esta fase es una tregua entre la psiquis y la realidad. La negación es la forma que tiene la persona para amortiguar el dolor que está padeciendo.

Segunda fase del duelo: la ira

Esta es la etapa del enojo con la vida. La ira que muestran inunda todo a su alrededor, nada le llena, ni le gusta, se siente inconforme, estará llena de dolor, odio y rencor.  Se siente molesto con aquellas personas a las que considera responsables de la pérdida. Suelen aparecer también sentimientos de injusticia, desamparo o sentimientos de culpa, junto con problemas  del sueño como el  insomnio o las  pesadillas.

Tercera fase del duelo: la depresión o desesperanza

En esta fase  se toma conciencia de lo que se ha perdido.   La persona que padece  el duelo, al darse cuenta que la pérdida sí es real, experimenta depresión, apatía, tristeza, desinterés, o incluso una tendencia a romper los esquemas de su estilo de vida personal habitual, sentimientos de angustia, ansiedad y pensamientos repetitivos y negativos.

Cuarta fase de duelo: aceptación y  estabilización

La persona al llegar aquí ya ha superado las fases anteriores. Aunque  la pérdida dejó un vacío irreemplazable, ha requerido de mucho esfuerzo, acepta la perdida, disminuye la ansiedad y la cólera, ha superado la depresión  y comienza a adaptarse a una dinámica en la que el ser querido está ausente.

Es la fase de tristeza acompañada de recuerdos agradables, vividos con la persona fallecida o con la que la abandonó o a quien perdió. En esta etapa se enriquece la vida con nuevas  y diferentes actividades y experiencias. Llegar a esta etapa es conquistar su interior, experimentar paz, seguir adelante.

Recomendaciones para afrontar el duelo

Desahógate 

Aceptar y drenar  tus sentimientos te ayudará a aliviar tu dolor. La mejor forma de lograrlo, es  todas las veces que necesites:

• Llorar
• Hablar con una persona de confianza que te escuche y comprenda.
• Escribir en un diario donde plasmes las emociones y recuerdos que te inundan y te afectan en este momento. 

 Rodéate de amigos y familiares

Es una etapa difícil de readaptación, por lo que no conviene aislarse, más bien recibir apoyo y consuelo, mientras vuelves a reincorporarte a las actividades de la cotidianidad y procesas la pérdida. 

Fortalece tu espiritualidad

Busca las respuestas bíblicas a las interrogantes importantes que en torno a este tema surjan. Mucha oración, solicitando de Dios consuelo, aguante, esperanza y fe. 

 Busca ayuda profesional

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