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La ira: estrategias para canalizarla
La ira se define como: furia, indignación, cólera. «El hombre puede expresar su cólera con razón si esta se basa en principios. En ese caso, puede mostrar apropiadamente su justa indignación». (www.jw.org), Pero cuando las rabias son frecuentes y desproporcionadas, representan un problema tanto para la persona misma, como para su entorno.
Debemos aprender a reconocer la ira, aceptarla y encausarla, redirigiéndola y teniéndola bajo nuestro control, a nuestro servicio y no al revés, que sea ella la que nos controle a nosotros y salgamos perdiendo.
Origen de la ira
Un entorno familiar, muy estricto con escasas o ningunas muestras de afecto, y ternura, donde es común los estallidos de ira, gritos, quitarse el habla por parte de los adultos responsables de la crianza, es un ambiente propicio para formarse una personalidad rabiosa. En este escenario el niño interioriza que el único modo de expresión permitido es aquel que se basa en la ira, quedando bloqueada a las otras emociones.
Otra situación que pudiera generar una persona violenta en su vida adulta, está en la formación de un niño caprichoso al que se le conceden todos los deseos y peticiones, se le complace en todo lo que pide, desarrollando poca tolerancia a la frustración, por lo que las rabietas –que en el futuro se convertirán en ira– pasan a ser un acto de manipulación para lograr sus objetivos.
También la provoca un evento que nos cause indignación, que según nuestro criterio sea injusto, o donde nos sintamos heridos, humillados o engañados. Es común que aparezca en situaciones de rotura de compromisos, promesas, expectativas o todo lo que toque nuestra libertad personal. El presenciar abusos que cometen otras personas, como deslealtad, intromisión en asuntos íntimos o bloqueo de una meta, etc., también suelen ser detonantes de la ira.
Es importante resaltar que si la persona presenta una ira descontrolada haciéndose daño a sí mismo o a otros y su ira no está asociada a las causas mencionadas, hay que descartar en caso que sea necesario, si existe algún problema neurológico que lo lleve a dicho comportamiento, por lo que debe consultar con un especialista.
Recomendaciones para canalizar la ira:
Efectúa varias respiraciones profundas:
Inhalas el aire por la nariz reteniéndolo 4 ó 5 segundos y dejándolo salir lentamente por la boca a la vez que visualizas o imaginas una escena que te relaje.
Hacer ejercicio:
Ayuda a drenar, liberar energía acumulada. Sal a caminar, correr, practicar algún deporte de tu agrado o realizar alguna actividad de oficios en el hogar pueda ayudarte a liberar esa emoción adecuadamente.
Técnica tiempo-fuera:
Es una técnica aplicable para niños y adultos. Si una situación o persona activa tu ira, aplica esta técnica, la cual consiste en retirarte, alejarse del lugar o la situación, evitando hacernos daño a nosotros mismos, a otros, o a nuestros objetos de valor, hasta que te sientas totalmente tranquilo y puedas pensar como manejarás asertivamente la situación. Solo en la tranquilidad y con razonamiento es que se puede resolver el problema.
Si la ira frecuentemente te controla y está afectando negativamente tu relación contigo mismo y con otros, te recomiendo ayuda profesional, haz clic aquí y contáctame.
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