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Imagina por un momento que hoy mismo te vas de tu país ¿has pensado qué sucedería si te apartaras de forma indefinida de tus familiares y amigos más allegados? ¿Si al despertar estás en una tierra diferente a la tuya, donde las costumbres y formas de vida son tan distintas que al expresarte como sueles hacerlo se convierte en un reto?
De seguro, si ya emigraste sabes las respuestas a estas interrogantes y también sabes lo que es el duelo migratorio. La migración no es algo nuevo, a lo largo de la historia muchas familias han lidiado con la separación dada por la migración. Existen dos tipos de migración: La migración forzada y la voluntaria.
La migración forzada: es cuando la persona no tiene otra alternativa y para salvar su vida o en contra de su voluntad debe salir de su lugar de origen.
La migración voluntaria: Es cuando el migrante decide por voluntad propia abandonar su lugar de origen, ya sea para mejorar su calidad de vida o por cualquier otra razón personal.
¿Qué sucede con la persona que emigra? ¿Acaso el que sea voluntario o forzado cambia lo que siente? ¿Qué cambios representa para el migrante? ¿Cómo se siente en el nuevo país?
El duelo migratorio
Es el proceso de profundo dolor que lleva el migrante por la pérdida de múltiples cosas, como la separación con la familia, su casa, sus amistades, mascotas, cultura, idioma, etc., durante esta etapa -que dura aproximadamente 6 meses- la persona suele sentir mucha nostalgia de lo que dejó atrás, suele comparar el lugar de origen con el actual, siente añoranza de sus seres queridos, de la comida, cultura y todo lo que representa su país de origen.
A su vez el migrante está conociendo un nuevo país que tiene sus bondades y beneficios, pero como todo en el mundo tiene múltiples diferencias con el país de donde viene, esto hace que se tenga una sensación de corazón dividido.
Sabemos que cada vez que nos enfrentamos a alguna situación de perdida pasamos por un duelo y cada persona lo lleva de manera distinta. Por todo eso, si piensas marcharte próximamente a algún lugar lejano, lo hiciste o conoces a alguien en esta situación te quiero dar algunas recomendaciones para que la adaptación sea más positiva y provechosa posible.
Recomendaciones para superar el duelo migratorio
1. Enfócate en el motivo de origen de tu partida
Si saliste de tu país, tuviste una razón válida para hacerlo, ya sea que fue para emprender un proyecto personal, mejorar tu calidad de vida o supervivencia, enfócate en esa razón, tuviste un buen motivo, eso ayudará a que no tengas sensación de culpa y no te sientas tan mal contigo mismo.
2. Toma lo mejor de ambos lados
Si comparas de forma negativa los dos lugares alguno desde tu perspectiva estará en desventaja y si el que lo esta es el nuevo país te costará adaptarte y emprenderte con más facilidad.
Cuando desees comparar hazlo con lo bueno, todos los lugares tienen sus bondades y aunque donde estés ahora le falten algunas cosas que tenías en tu país no quiere decir que no tenga otras que te aporten cosas favorables, quédate con esas cosas y siempre tenlas presente para que puedas fortalecerte emocionalmente.
3. No intentes cambiar su cultura
En vez de intentar cambiar un país entero a que se adapte a tu cultura, adáptate tú a ella. Sé tolerante y no impongas tu cultura, costumbres y criterios. Cada vez que tengas la oportunidad, trata de hacer amistades con las personas que te rodean, así sean distintas y no tengan tu cultura, al final son seres humanos también y puede existir cosas que tengan en común, esas cosas úsalas para acercarte, sé más mente abierta y deja los prejuicios.
Si logras hacer amistades será más fácil adaptarte al lugar, a su vez estas personas te pueden ayudar a conocer mejor el país. Pueden transmitirte información de la zona, enseñarte a fondo las costumbres.
Puedes tratar de conocer a personas de tu mismo lugar de origen, en cierta manera, pueden haber vivido situaciones similares durante su adaptación: habrán realizado trámites y procesos similares, habrán experimentado emociones seguramente no muy diferentes a las tuyas.
4. Acepta tus emociones
No es igual imaginar que irse del país es doloroso que sentirlo ¿cierto? Los que se van, sienten un dolor y nostalgia que en el momento es muy fuerte, por eso es recomendable que entiendan que eso que están sintiendo es normal, no es recomendable que supriman ni atenúen los sentimientos y emociones que el cambio le generó.
Al igual que emigrar es una experiencia común y humana, extrañar lo que dejamos y sentir nostalgia y tristeza, también lo son. Permítete sentirlas.
5. Disfruta el presente
Si te enfocas en «el Aquí y el ahora» en lo que estás haciendo en el momento, lo que estás conociendo, en aprender más de la nueva cultura, idioma, en cómo es la gente, el transporte, el clima, eso te ayudará a sentirte más optimista, extrañar lo que se dejó no es lo malo, sino que eso te impida adaptarte y seguir adelante.
6. Agradece la acogida y lleva tus raíces contigo
Agradece que tuviste la oportunidad de estar en un nuevo país y que te recibieron, piensa en las muchas cosas que aprendiste en tu país que te ayudarán a desenvolverte en el lugar actual, si te es posible compártelo con los que te rodean, puede pasar que esas cosas sean tan innovadoras en ese lugar que en vez de ser rechazadas sean aceptadas y te hagan especial.
Recuerda que todo lo que parece malo en el momento, puede tener un buen aprendizaje, cualquier pérdida significa una nueva ganancia, y cualquier despedida, un nuevo encuentro.
Está en tus manos revaluar la situación e inyectarle optimismo y esperanza. Lo bueno de los cambios es que hacen que salgamos de nuestra zona de confort y eso ayuda a aumentar la autoestima y la satisfacción personal.
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Me siento muy identificada. Salí de el país donde nací y me crié hace dos años y medios y mis primeros meses fueron tal cual como lo menciona el artículo… Viví un duelo, se siente una sensación de perdida y desorientación personal enorme, tanto así, que a veces sentía que me perdí a mi misma. Pero conforme va pasando el tiempo te vas encontrando y me fui dando cuenta q estaba cambiando de forma de vida, pero seguía siendo yo, solo que otra faceta que desconocia.